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El caso Penjerek: un cadáver al que le sobraban 10 centímetros y un misterio que nunca se resolverá

El caso Penjerek: un cadáver al que le sobraban 10 centímetros y un misterio que nunca se resolverá

27.08.2021      09:00|La desaparición de la joven de 16 años conmocionó a la opinión pública a mediados de 1962. Las primeras pistas estuvieron marcadas por un mal accionar policial, la declaración de una testigo falsa y un cuerpo de mayor estatura que el de la adolescente. Jamás se supo qué fue lo que realmente pasó.


Diez centímetros era la distancia entre ser una chica judía de clase media, de 16 años y ojos marrones, a la que le gusta mucho Elvis Presley, amorosa hija, estudiante aplicada y desaparecida desde el 29 de mayo de 1962, o ser una mujer desconocida, acaso prostituta, una de las tantas cuyo cadáver aparece de vez en cuando en algún descampado. Diez centímetros era la diferencia de estatura entre Norma Mirta Penjerek (1.55 cm) y el cuerpo hallado en Lavallol (1,65 cm) el sábado 15 de julio de ese año, en el campo La Laguna del Instituto Fitotécnico Santa Catalina, que dependía de la Universidad Nacional de La Plata.

 

El cuerpo estaba en el barro, no se podía distinguir fisonomía alguna pues la muerte se había producido hacía mucho tiempo. Tenía anudado al cuello un pañuelo de gasa que se pensó que había sido usado para estrangularla. ¿Estrangulamiento? Acaso con un alambre. En una de sus manos sostenida un corpiño desgarrado. Se distinguía una puñalada debajo del pecho izquierdo, que le cortó la vena cava superior y la mató. Tenía cortes en el cuero cabelludo, golpes por todos lados. Sólo conservaba la bombacha. Cerca había restos de ropa pero como es usual en los casos penales argentinos, la escena del crimen fue contaminada. ¡Váyase a saber cuántos indicios se perdieron!

 

La primera autopsia la hizo el médico policial Aníbal Garay en el hospital Luis C. Gandolfo de Lomas de Zamora. Garay concluyó que el cuerpo era de una mujer de hasta 30 años, de 1.65 centímetros, de 60 kilos, muerta 10 días antes del hallazgo es decir el 6 de julio. Para identificarla por las huellas dactilares, se le quitó parte del pulpejo de los dedos, aunque hubo otra versión jamás desmentida que decía que para este examen le cortaron las manos en el mismo lugar del hallazgo del cuerpo, manos que pusieron en frascos de vidrio.

 

18 puntos de coincidencia y segunda autopsia


El subcomisario Enrique Ducci, experto en dactiloscopia, analizó el dedo anular izquierdo y encontró 18 puntos de coincidencia con la ficha de una de las tantas chicas desaparecidas, Norma Mirta Penjerek. Se admitían entonces 11 puntos de coincidencia para dar certeza de identidad y acá había 18. Entonces llamaron a los padres de Norma para la identificación visual pero el cuerpo estaba tan deformado que no pudieron hacerlo.

 

Decidieron una pericia odontológica con la participación del dentista que atendía a Norma, Marcelo Maneffa. Con la ficha de Norma en la mano, la identificó positivamente. Myriam, una prima de la muchacha desaparecida reconoció el pañuelo alrededor de cuello que tenía el cadáver como un regalo que le hizo para el cumpleaños de Norma. El caso penal quedó radicado en el juzgado 6 de La Plata del juez Alberto Garganta, expediente número 15.526 caratulado: “Penjerek, Norma M., homicidio”.


Una segunda autopsia realizada en la Dirección de Sanidad de la Jefatura de Policía de La Plata agregó que la herida mortal fue realizada tal vez con una sevillana. Que el cuerpo no era de una mujer de 25 a 30 años como dijo el médico Garay sino de una chica. Que tragó su último alimento casi sin masticar, ansiosa, apurada. Y que la muerte se produjo entre el 4 y el 8 de julio. ¿Tanto tiempo estuvo… dónde estuvo Norma desde el frío 29 de mayo?

 

El día que desapareció Norma había ido a la casa de su profesora de inglés. La chica vivía en Juan Bautista Alberdi al 3200, entre Pergamino y Portela, y la profesora Perla Staszauer de Prilleltensky, en Boyacá 420. Entre ambos domicilios, había unas 16 o 17 cuadras. Según Staszauer de Prilleltensky, su alumna estaba vestida con un saco azul, una pollera gris, el pelo castaño oscuro bien arreglado y llevaba su anillito de plata como siempre.


Había llegado a las 18.30 y se fue a las 19.40. Nadie sabe qué recorrido hizo Norma ni qué transporte tomó o si tomó alguno pues ese día, 29 de mayo, había huelga general contra la política económica del ministro Álvaro Alsogaray y no hubo un alma por ningún lado.

 

Un compendio de todos los males


El caso Penjerek es un compendio de todos los males de la policía argentina. No se investigaron los posibles caminos que pudo haber tomado Norma para ir y volver de lo de su maestra de inglés. No se interrogó a testigo alguno. No se recorrió la estación Floresta. El caso fue olvidado durante exactamente un año. El 15 de julio de 1963, una prostituta fue detenida en la estación Constitución. Afirmó de buenas a primeras que ella sabía qué había sido de la suerte de Norma Mirta Penjerek. La prostituta se llamaba Mabel Sisti y aseguró que el que mató a Norma Mirta Penjerek fue un tal Pedro Vecchio, un zapatero de Lomas de Zamora, que lideraba una banda que secuestraba jovencitas, las corrompía y las drogaba.

 

De esa “supuesta” banda, formaba parte la dueña de una boutique de la misma localidad, Laura Muzzio de Villano, también Ángela Fernández y José Guajardo. Norma fue “cazada”, como habían hecho con tantas tras jovencitas, desde el Kaiser Carabela color verde de Vecchio. La drogaron y se la entregaron a un cliente para una orgía mientras le sacaban fotos. Como Norma se resistía a que la siguieran drogando, Vecchio la asesinó en un chalet llamado Los Eucaliptus, de Bosques.

 

La difusión de la declaración de Sisti provocó un escándalo que erizó la piel de los argentinos. Entidades de todo tipo, escuelas, universidades, congregaciones religiosas, dependencias del estado, todos se manifestaron en contra de la perversión de las costumbres y de la insidia de la corrupción sexual que tenía como blanco a “nuestros jóvenes”.

 

Hubo miradas conspirativas de todo tipo que llevaban el caso al terreno político. Pedro Vecchio era concejal por la Unión Vecinal, orientado por el político peronista Juan Carlos Founrouge. La familia Penjerek era radical, su abogado, Ernesto Sammartino, era un enemigo visceral del peronismo que había sido expulsado de la Cámara de Diputados por referirse a los legisladores peronistas como el “aluvión zoológico”, durante la primera presidencia de Perón.
Todas las personas mencionadas por Mabel Sisti fueron detenidas y desde entonces se produjo una seguidilla de denuncias por torturas contra policías federales, que intervenían porque el padre de Norma presentó la denuncia de desaparición en Capital, y de la provincia de Buenos Aires, que estaban en el caso porque el cuerpo fue hallado en su territorio. En un punto coincidían: las torturas estaban dirigidas a sostener a toda costa la versión de Mabel Sisti. Las únicas pruebas obtenidas fueron declaraciones falsas arrancadas por tormentos o amenazas o extorsiones. Tanto el oficial Jorge Coloto, de la comisaría 12ª de la Capital, como el oficial Mario Rafel Vodeb, de Llavallol, se esmeraban en inventar falsas historias y en hacer bailar a los jueces al ritmo que ellos querían.

 

El asilo y la pista falsa


Mabel Sisti dio varias declaraciones, todas contradictorias. Finalmente, al no comprobarse nada de lo que aseguraba, se retractó. Sisti nada podía saber de lo que le ocurrió a Penjerek porque ella estuvo en un asilo de menores desde el 27 de junio al 9 de julio de 1962, en el período en que Norma fue asesinada. Nada pudo ver, nada pudo saber salvo lo que el oficial Vodeb le dijo que dijera cuando la visitó en ese asilo.

 

La historia que surgió entonces fue que el fotógrafo Juan Manuel Fernández, padre de Ángela, una de las personas denunciadas por Sisti, le había pagado a la prostituta para que ensuciara a Vecchio y a Muzzio de Villano porque estos habían ayudado a Angela cuando ella escapó de su casa por conflictos con su papá. La causa se cayó a pedazos. Todos los involucrados quedaron libres y fueron sobreseídos en 1963 por la justicia bonaerense y en 1965 por la de la Capital. Algunos policías fueron acusados formalmente de torturas pero, como siempre pasa con estas acusaciones, no hubo un solo juez que las hiciera prosperar.

 

El 23 de agosto de 1963, el matutino El Mundo lanzó una versión diferente sobre el caso Penjerek: Norma habría sido asesinada por sectores de ultraderecha, en represalia contra el secuestro en la Argentina de Adolfo Eichmann en mayo de 1960, el jerarca nazi que participó en la organización de la solución final o exterminio del pueblo judío.


Eichmann fue llevado a Israel, enjuiciado y ejecutado en Jerusalén. Enrique Penjerek, destacado miembro de la colectividad judía argentina, habría sido, según el matutino, uno de los informantes –cuya identidad nunca se reveló– del comando que encontró y secuestró en la Argentina a Adolfo Eichmann. Pero nada de esto ha sido probado jamás.

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