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La rebelión de las piedras: organizan una nueva manifestación en Plaza de Mayo en homenaje a las personas que murieron en la pandemia
24.08.2021 08:40|Tras la marcha del lunes 16, el Gobierno decidió retirar los objetos que llevaron los familiares y montar un “espacio de memoria” en la Casa Rosada. El repudio de quienes todavía hoy lloran a las víctimas.
Las piedras todavía estaban tibias cuando se las llevaron en carretillas. Eran las 2 de la mañana del martes 17 de agosto, solo horas después de la marcha. Pero cuando los operarios de la Casa Rosada empezaron a trasladarlas, los familiares que todavía estaban ahí se plantaron. Les prometieron, entonces, que no las iban a mover. Entendían que el día había sido largo y doloroso. Y que ya podían irse a dormir tranquilos. Les mintieron en la cara. A las 6 de la mañana ya no quedaba una sola piedra en la Plaza de Mayo.
Cada una de ellas simbolizaba el alma de un ser querido. No les importó. Las levantaron en palas y las metieron dentro de la Casa de Gobierno. A partir de ese momento nadie más podría verlas. Nadie más podría llevar otra piedra en honor a un ser querido. Pasaría a ser como una capilla ardiente inaccesible, un florero al lado de una tumba, cercado con alambres de púa. Todo un símbolo del accionar de un Presidente que no escucha y que solo puede alcanzar coincidencias con sus socios en el poder.
No solo se apropiaron de las piedras para silenciar su mensaje sino que, ahora, también deberemos soportar más mentiras. Dirán que la intención fue darles el mejor lugar dentro de la Casa Rosada. Otra mentira. No es la primera vez que se apropian del dolor de las víctimas. Ya lo hicieron con otros símbolos y sus representantes. No creo que esta vez puedan.
En la web, que es el lugar donde surgió esta idea, ya están planeando darle continuidad a la marcha. Algunos quieren volver a llevar su piedra, porque ella es solo el símbolo; mientras que el mensaje es imposible encerrar y silenciar. Otros quieren llevar piedras que no habían llegado a dejar en la primera manifestación. Y otros quieren que les devuelvan ese objeto que depositaron en la Plaza, hace una semana. En ese punto está el debate en la web ahora, solo falta fijar la fecha.
Hay algunos que dicen “me robaron mi piedra, no importa llevo otra”, pero otros quieren su piedra de nuevo. Eso es difícil porque se las llevaron de la plaza sin ningún tipo de cuidado. Muchas quedaron tiradas en pasto, desparramadas. Había piedras especiales, por ejemplo algunas que los familiares habían ido a buscar a la casa donde vivían sus padres. Otras con fotos y con cartas. Muchas con corazones. Nada de eso se respetó. La memoria de la gente que esas piedras representaban, fue arrastrada como los enfermos de sus casas. Sin piedad.
En Olivos, en la misma sala en la que por la mañana, el Presidente se reunía con el Comité de Infectólogos, por la noche se juntaba con los amigos de su compañera a comer, brindar y contradecir todas las recomendaciones que él mismo daba. En la Casa Rosada, que es el lugar donde él escucha a quienes les concede una audiencia, silenció el dolor, el reclamo y el pedido de reparación de los familiares.
Luego de la fiesta de Olivos no me imagino con qué cara va a salir el Alberto Fernández a hablarle a la gente si son necesarias nuevas restricciones por la llegada de la variante Delta, tal cual ocurre en otros muchos países. Y luego del incidente de las piedras en la Rosada no sé con que cara va a mirar el Presidente a cualquier ciudadano que el 16 dejó en la Plaza una piedra en la memoria de un familiar y hoy siente que se apropiaron hasta de su recuerdo.